2 de junio de 2010

Lágrima


La palabras que no decimos,

¿ a dónde van?

9 comentarios:

sonoio dijo...

vaya a saber
pero otra bella imágen en este blogg

un beso

Elchiado dijo...

Al mar, en el mejor de los casos, en forma de lágrimas; o a iniciar una brecha en algún lugar ignoto de un corazón silenciado. Preciosa composición, mucha fuerza visual. Un abrazo

José Alberto Caja dijo...

Una preciosidad tu ilustración, Mercedes, me encanta.

Supongo que se esconden en el fondo de algún cajón de nuestro alma, silenciadas por las lágrimas... O, como bien dice Elchiado, en un corazón silenciado...

María Florencia Murillo dijo...

Qué bonito Mercedes!Cuánta realidad reflejada en la ilus!¿A dónde irán?Me encantó, besitos, Flor

gustavo zuritz dijo...

Dicen que esas palabras se disuelven en la boca y forman una saliva tan pero tan salada que la garganta imposibilitada de tragarlas las envía por un cañito que desagua en los lagrimales :)
Bella y latida ilustración Mercedes, me encantó esa cabellera otoñal!!

Un beso

RuAn dijo...

Hermosa lagrima, espero que sea de felicidad. No pude menos que ponerme triste por la que pierde recuerdos...pobrecilla...Bicos e apertas, eres una genio, no me cansare de decirlo.

Carmen Saldaña dijo...

Ohhhh....hermoso

Luciana Navarro dijo...

te dejo un saludo grande, me gustaron mucho tus trabajos!
hasta la próxima visita, te sigo!

Gisela Agut dijo...

Creo que hay tres cajitas mágicas adonde van las palabras que no decimos:
En una quedan guardadas las palabras con sabor salado, con olor a tristeza, escondidas en un rincón que evitamos recorrer.
Otra cajita guarda esas palabras que son solo nuestras, que desnudan nuestros pensamientos, nuestras ideas y que refleja nuestro ser como un espejo al que nadie tiene acceso y nunca podrán conocer. Allí en un bolsillito también están esas palabras calladas que mas tarde nos trajeron un conocimiento, el alivio de saber callar a tiempo, y de no hacerse esclavo de un arrebato.
La otra cajita quizás la mas feliz, es la que guarda todas esas palabras de sincero sentimiento, de afecto, de gratitud, esos “te quiero” ahogados por la emoción, esas palabras silenciosas que gritan las pupilas, esas que no se encuentran en los diccionarios y que solo tiene un receptor capaz de descifrarlas, ese para quienes fueron emitidas; esas palabras que nos hacen gigantes de alma.